Este
año parece ser clave para el despegue de la producción de ese metal,
indispensable para el funcionamiento de muchas baterías de autos
eléctricos y otros artefactos de alta tecnología.
Por eso, mientras los productores petroleros lloran sus desgracias y
las empresas mineras intentan sobrevivir al naufragio de los mercados,
el sector del litio vive momentos de bonanza.
Ello promete traer grandes beneficios a varios países sudamericanos, encabezados por Argentina, Chile y Bolivia.
Los precios del litio importado a China se duplicaron en cuestión de
dos meses entre noviembre y diciembre de 2015, llegando a US$13.000 por
tonelada, según reportó The Economist.
El interés por el litio es tal que el banco de inversión Goldman Sachs lo bautizó como "la nueva gasolina".
Un informe de la consultora Allied Market Research estima que el
mercado mundial de las baterías de litio podría acercarse a US$46.000
millones en 2022.
Parte de la euforia tiene que ver con el anuncio del empresario Elon
Musk a comienzos de este mes acerca de sus deseos por expandir la
producción de los autos eléctricos Tesla.
El mercado mundial de las baterías de litio podría acercarse a US$46.000 millones en 2022"
Cientos de miles de personas han encargado con anticipación su nuevo
Modelo 3 y el empresario está construyendo una gigantesca fábrica de
baterías para esos autos en el desierto de Nevada, en Estados Unidos.
"Para producir 500.000 vehículos al año, básicamente necesitamos
absorber toda la producción de litio del mundo", dijo a los medios Elon
Musk.
Y ese es apenas uno de los competidores en el mercado de los autos
eléctricos, sin mencionar a productores de baterías de computadoras y de
otros artefactos electrónicos, igualmente necesitados de asegurar
buenas fuentes de litio.
Las baterías con las que Tesla espera "cambiar el consumo de energía del mundo"
Bolivia tiene entre el vistoso paisaje de su Salar de Uyuni el que es, tal vez, el mayor yacimiento del mineral.
Sudamérica bien
En América Latina hay razones para mirar con mucho interés estos
desarrollos: tres naciones ubicadas en una especie de "triángulo de oro"
del litio concentran reservas importantes del metal.
Argentina, Bolivia y Chile están en la mira de la industria. Entre los
tres países, agrupan cerca de 60% de las reservas conocidas de litio,
según estudios del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus
siglas en inglés).
Ello llevó a la revista estadounidense Forbes a declarar hace unos años que la zona es la "Arabia Saudita del litio".
Bolivia tiene entre el vistoso paisaje de su Salar de Uyuni el que es, tal vez, el mayor yacimiento del mineral.
Pero como asegura el experto boliviano en litio Oscar Ballivián Chávez,
el gran problema que tiene Bolivia es que el litio de su salar está muy
mezclado con magnesio y se necesitan insumos caros para poder
separarlos.
Además, hay fuertes restricciones a la inversión extranjera.
El gobierno del presidente boliviano Evo Morales ha buscado establecer
condiciones a las multinacionales interesadas que permitan al país
sudamericano retener un control importante de la industria.
Asegura que busca no repetir la historia minera del país, en la que por
siglos entidades extranjeras explotaron sus recursos sin dejar grandes
beneficios a las comunidades locales.
La producción a gran escala de litio en Bolivia todavía no ha comenzado.
Pero el mismo estado boliviano ensaya con una planta experimental de producción de carbonato de litio en el área.
El oro blanco del cono sur
En Argentina y Chile, por su parte, varias empresas privadas están
extrayendo el mineral, aunque, al igual que en Bolivia, algunos aseguran
que los esfuerzos de esas naciones deberían concentrarse en la
producción de las baterías, de mayor valor agregado, más que en la
simple extracción del metal.
Chile ha venido liderando la producción de litio, con cerca del 33% de la oferta mundial.
Pero muchos creen que la reciente llegada al poder en Argentina de un
presidente con abierta simpatía por la inversión extranjera, como es el
caso de Mauricio Macri, dinamizará la llegada de capitales foráneos al
sector de explotación en litio en esa nación.
El presidente boliviano Evo Morales busca que su país retenga el control de la industria.
Empresas japonesas, estadounidenses, australianas y de varias naciones
europeas, entre otras, participan ya con planes o proyectos en marcha en
esta fiebre por asegurarse a fuentes de litio.
No obstante, al igual que pasa con muchos otros sectores mineros en
América Latina, hay quienes advierten de las posibles consecuencias
sociales y ambientales de esta bonanza en ciernes.
Los paisajes dramáticos y hoy casi intactos de los grandes salares
andinos pueden estar condenados a desaparecer para satisfacer la demanda
extranjera por baterías.
Falta ver si las comunidades que viven a su alrededor recibirán los
beneficios de ser el epicentro mundial de la producción de la "nueva
gasolina".
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