Bolivia y su apuesta por la inversión privada
16-06-2016
Development Days: "Bolivia va a tener megaproyectos"
DW
Durante los European Development Days -las jornadas europeas dedicadas al desarrollo- DW conversó con René Orellana, ministro de Planificación de Bolivia.
En las Jornadas Europeas de Desarrollo,
especialistas como usted han apostado por el nexo
"agua-energía-alimentos" como un aporte sustancial a conseguir los
Objetivos de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas hasta el 2030.
Ejemplos recientes de El Salvador, Guatemala y Honduras -también
expuestos en estas jornadas- muestran que en el altar del desarrollo y
la búsqueda de nuevas fuentes de energía la ofrenda son las comunidades
campesinas. ¿Cómo ve usted esto como ministro de Planificación de
Bolivia y jefe negociador por su país en la Conferencia sobre el Clima
de París?
Bolivia tiene un déficit enorme en infraestructura,
tenemos gran parte del país desconectado de las vías de comunicación
centrales, grandes regiones sin presencia del Estado. Eso supone
construir carreteras, puentes, aeropuertos. Por tanto el reto que
tenemos es justamente avanzar en la construcción de infraestructuras
tanto de comunicación como de energía, buscando la complementaridad con
los ecosistemas.
Para la explotación de hidrocarburos, ¿está buscando convenios con países europeos como Reino Unido?
No. En junio tuvimos en Reino Unido un foro de negocios
para atraer inversión directa a Bolivia. También lo hemos hecho en Nueva
York, en Hamburgo, en India y en China. Se trata de presentar las
ventajas de invertir en turismo, en industria, también en el sector
minería y energía. Es parte de una estrategia; según nuestro plan
quinquenal la inversión extranjera hasta 2020 deberá generar el 8% del
PIB. Aunque el Estado seguirá siendo el motor de la inversión,
necesitamos la inversión privada para transformar el país, diversificar y
no ser dependientes de las materias primas.
Su país es uno de los dos únicos de América del
Sur que recibe aún ayuda al desarrollo de la UE. ¿Qué papel desempeñan
los europeos en este plan?
La UE ha jugado un papel histórico en el desarrollo de
Bolivia, por ejemplo en el campo del agua y el saneamiento. Fui ministro
de Agua y Saneamiento en 2008 y 2009 e hicimos proyectos importantes en
poblaciones rurales, que tuvieron gran impacto. Eso ha contribuido a
mejorar las condiciones de vida, las necesidades básicas insatisfechas.
Necesitamos la inversión privada para transformar el país
Hoy tenemos una agenda más compleja con la UE: con retos
nuevos, sujetos a nuestro plan hasta 2025. Hemos definido varias áreas:
forestación y reforestación, nuestra contribución a la lucha contra el
cambio climático que es un plan presentado a Naciones Unidas. Vamos a
forestar 4 millones de hectáreas en los próximos 15 años, empezando con
750.000 estos cinco años. Un reto gigantesco. Ahí hemos pedido el apoyo
de la UE, además de temas ambientales, PYMES, género y justicia.
Bolivia impulsa el acceso al agua como derecho
humano. ¿No crea esto discrepancias con una UE que no ve mal que el agua
se privatice?
Bolivia no promueve la mercantilización del agua. Ese
modelo lo hemos vivido dramáticamente y ha provocado mucha pobreza. No
vamos a repetirlo. Recomendamos a los países que estén en esa dirección
que vean experiencias tenebrosas que han vivido países como el nuestro
que han aplicado recetas del Banco Mundial y FMI que explícitamente
promovieron la privatización del agua en los años 90.
¿Esto no causa desconfianza en los inversionistas extranjeros que Bolivia quiere atraer?
No, porque la inversión extranjera va a encontrar otras
ventajas, como incentivos para la producción, infraestructura,
servicios. Acabamos de aprobar una norma legal de parques industriales y
zonas francas donde van a tener flexibilidad absoluta en temas
tributarios. Estamos preparando paquetes de incentivos para el sector
minero y empujando la industrialización de la materia prima con normas
ambientales claras.
La
responsabilidad de las inversiones en terceros países ha sido tema del
panel "Prácticas empresariales para el desarrollo". Se trata de la
búsqueda de espacios internacionales en donde se pueda plantear que las
empresas cumplan con sus obligaciones en cuanto a derechos laborales,
ambientales y humanos. ¿Cómo ve usted esta propuesta ahora que Bolivia
se abre más a la inversión extranjera?
El objetivo del desarrollo es la gente, los pueblos, las
comunidades, la madre Tierra. Los negocios no pueden ser un fin, deben
ser un medio. Allí donde los negocios, los mercados, afecten los
derechos sociales, la demanda justa es que éstos se subordinen al
objetivo mayor del desarrollo global y local. El empoderamiento de los
más pobres y la garantía de fuentes de vida segura y de bienestar es un
principio de nuestro desarrollo. Invitamos a la inversión, pero tiene
que armonizarse con el "Vivir bien".
Estamos hablando de esto en una semana crucial.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se queda sin fondos.
Bolivia es uno de los países que no ha aportado a esta comisión aunque
se declara a favor de los derechos humanos. ¿No ve usted una
contradicción?
No. Bolivia es un país que vela por los derechos
humanos, pero también por los de la humanidad. Y los derechos humanos
tienen que verse también desde una perspectiva integral. Nos preocupa el
uso político del concepto de los derechos humanos, como se hizo con
Cuba. Nosotros apoyaremos sólo a las instituciones que efectivamente
cumplan con el rol de fortalecer los derechos humanos. Estos organismos
deberían juzgar y perseguir a esos Estados que han promovido la guerra y
han generado esas migraciones tenebrosas del hambre y la miseria.
Retomemos los Objetivos de Desarrollo
Sostenible: en la campaña por #ZeroHunger2030, se le da mucha
importancia a los pequeños agricultores. ¿Caben éstos en la agenda de
desarrollo boliviana?
Para nosotros son muy importantes. Son ellos los han
dado a luz este proceso de cambio. Su empoderamiento económico -tierra,
financiamiento, infraestructura, protección de su biodiversidad, su
fortalecimiento con nuevas tecnologías- es otro de nuestros grandes
retos.Hay que recordar que en este momento hay 500 millones de unidades
productivas agrícolas en el mundo de no más de 2 hectáreas que generan
un 1.5 billones de empleos en el mundo.
¿Su supervivencia no se contradice con los megaproyectos?
Eso es un falso debate. No hay que ver por sí mismo como
un problema los megaproyectos, las carreteras, las hidroeléctricas. El
tema no es si es mega o micro, el tema es cómo hacemos que esa escala
fortalezca los ecosistemas -aunque siempre los transformará de algún
modo- en dialogo con la economía local pero también con la economía
nacional. Eso es parte del modelo boliviano. No lo planteo para los
demás. Bolivia está creciendo así. Va a tener megaproyectos de gran
dimensión.
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