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miércoles, 1 de junio de 2016

China: su megadeuda, gran amenaza. Por qué crece menos

China: su megadeuda, gran amenaza. Por qué crece menos

China y su incompleto plan de crecimiento

ECONOMÍA HOY
El crecimiento económico de China se ha venido desacelerando durante seis años, mucho más de lo esperado. Ansiosos por frenar la caída, funcionarios del Gobierno y economistas chinos han buscado, desesperadamente, una explicación clara que apuntase a una respuesta efectiva en materia de políticas. Y el pasado mes de noviembre, oficialmente le echaron la culpa a deficiencias del lado de la oferta a largo plazo, de las que prometieron ocuparse con reformas estructurales de amplio alcance.
Sin embargo, si bien se debería aplaudir a las autoridades chinas por su compromiso con la implementación de reformas estructurales dolorosas -y extremadamente necesarias-, el foco en el lado de la oferta ignora en gran medida el presente. China enfrenta dos desafíos diferentes: la cuestión de largo plazo de una caída de la tasa de crecimiento potencial y el inmediato problema de un crecimiento real por debajo del potencial.
Entre los factores de largo plazo que minan el crecimiento potencial están los rendimientos a escala menguantes, una creciente brecha de ingresos y una esfera en contracción para el desarrollo tecnológico a través de la imitación. Es más, si bien el dividendo demográfico del país se disuelve, su capacidad de sustentación (el tamaño de la población que el medio ambiente puede sustentar) se está extenuando -una situación en la que los altos niveles de contaminación ciertamente no ayudan. Para concluir, siendo el dato más importante, el país sufre un progreso inadecuado en cuanto a una reforma orientada hacia el mercado.
Si bien algunos de estos factores son irreversibles, otros se pueden abordar de manera efectiva. Y, de hecho, la estrategia de reforma del lado de la oferta del Gobierno implicará un avance importante en este sentido, estabilizando, y hasta aumentando en definitiva, el potencial de crecimiento de China. Pero contrariamente a la opinión generalizada, no impulsará la tasa de crecimiento real de China hoy.
¿Por qué tantos economistas están convencidos de que una estrategia de reforma a largo plazo es todo lo que China necesita? Una razón es la idea muy extendida de que la sobrecapacidad de hoy refleja problemas del lado de la oferta, no una demanda insuficiente. Según esta visión, China debería implementar políticas como recortes impositivos para alentar a las empresas a generar productos para los cuales haya una demanda genuina. De esa manera, el Gobierno no sustentaría involuntariamente a empresas zombies que no pueden sobrevivir sin créditos bancarios y respaldo de los gobiernos locales.
Ahora bien, sólo parte de la sobrecapacidad de China se puede atribuir a malas decisiones de inversión. Un alto porcentaje ha sido consecuencia de una falta de demanda efectiva. Y eso, al menos en parte, es el resultado del esfuerzo del Gobierno por moderar la inversión inmobiliaria, lo que hizo que el crecimiento anual del sector se desplomara, derrumbándose del 38 por ciento en 2010 al 1 por ciento a fines de 2015.
La inversión inmobiliaria todavía representaba más del 14 por ciento del PIB el año pasado, con lo cual la caída en picada del sector ha ejercido una considerable presión bajista en la economía en general, lo que ayudó a hundir a China en una espiral de deuda y deflación. Como la sobrecapacidad hace bajar el índice de precios del productor -que viene cayendo durante 51 meses consecutivos-, la deuda real aumenta. Esto mina la rentabilidad corporativa, incitando a las empresas a desapalancarse y reducir la inversión, y alimentando mayores caídas del IPP.
La importancia perdurable de la inversión inmobiliaria para el crecimiento económico de China se refleja en las tendencias del primer trimestre de este año. El crecimiento anual del PIB de 6.7 por ciento, a pesar de ser la tasa más lenta en cualquier trimestre en siete años, superó las expectativas del mercado. Y fue impulsado en parte por un incremento imprevisto del crecimiento de la inversión inmobiliaria al 6 por ciento.
Esto no quiere decir que lo que China necesita sea una mayor inversión inmobiliaria. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, China tenía 718 millones de metros cuadrados de espacio comercial y residencial sin vender a fines de 2015; cuando se tiene en cuenta el espacio en construcción, el stock se expande a más de 5,000 millones de metros cuadrados. Con un promedio de apenas 1,200 millones de metros cuadrados de viviendas que se venden cada año, la mejor manera de reducir este exceso de oferta es evidente limitar la construcción futura. Una de las razones más importantes para la reciente explosión de la inversión fue una liquidez abundante que motivó una demanda especulativa -y eso prácticamente es insostenible.
Pero no toda la inversión se crea de la misma manera. La inversión en infraestructura, en particular, bien puede ser la clave para afrontar las dificultades económicas de China. Después de todo, esa inversión, que creció a 19.6 por ciento en el primer trimestre de 2016, ya demostró ser un motor crítico de crecimiento económico -y, a diferencia de la inversión inmobiliaria, no ha empeorado la distribución de recursos de China o preparado el escenario para desequilibrios importantes.
En un período de inactividad económica, la única manera de escapar de la trampa deuda-deflación es crecer fuertemente. Considerando que China está agobiada de deudas importantes de los gobiernos locales y las empresas, pero también goza de importantes ahorros domésticos y una fuerte posición fiscal, este mensaje no podría ser más pertinente. En un mundo ideal, el consumo doméstico serviría como el principal motor de crecimiento; bajo las circunstancias actuales, la inversión en infraestructura es la opción más confiable.
En el corto plazo, cuando la sobrecapacidad y la deflación son los obstáculos principales, la inversión en infraestructura impulsa el crecimiento a través del lado de la demanda de la economía. En el largo plazo, opera a través del lado de la oferta para impulsar la productividad y así aumentar el potencial de crecimiento. China puede financiar esta inversión con déficit fiscales, dada la fuerte demanda de bonos del Gobierno. Y, considerando que los principales bancos de China son de propiedad del Estado, y que todavía existen controles de capital, el riesgo de una inminente crisis financiera es muy bajo.
Por supuesto, el Gobierno de China debe cumplir con su compromiso de implementar reformas estructurales. Pero la inversión en infraestructura también es muy necesaria, no sólo para impedir que la economía siga cayendo, sino también para permitirle a China generar el crecimiento sostenido de largo plazo que le hace falta para alcanzar el estatus de país desarrollado.

La fuerte escalada de la deuda china amenaza a la economía

EL PAÍS
El endeudamiento en China se acerca a niveles peligrosos. A finales del año pasado la deuda total marcó un nuevo récord situándose en el 248,6% del PIB, es decir, que el volumen de créditos a devolver por el Gobierno, las empresas y las familias es prácticamente 2,5 veces mayor al tamaño de la segunda economía mundial. El espectacular crecimiento de la deuda en los últimos años -en 2008 era del 148,3% del PIB- ha disparado las alarmas entre los expertos, que recuerdan que muy pocos países se han librado de una crisis financiera o de un estancamiento del crecimiento económico tras un incremento de esta magnitud.
"Todos los grandes países con un aumento rápido de la deuda han experimentado ya sea una crisis financiera o una desaceleración prolongada. La historia sugiere que China va a correr la misma suerte", asegura Goldman Sachs en un informe reciente. El principal problema es la deuda corporativa, que se ha multiplicado casi por cuatro en los últimos siete años, según datos del Banco de Pagos Internacionales.
En la historia reciente, un aumento de este calibre solamente lo supera Irlanda justo antes de la crisis de 2008 y es comparable al que registró Tailandia antes de la crisis financiera asiática o al que experimentó España entre 1996 y 2010, de acuerdo con los análisis de Credit Suisse. Si bien la proporción entre la deuda y el PIB chino es actualmente más o menos similar a la de Estados Unidos o la de la Eurozona, está muy por encima de los niveles de otras potencias emergentes.

La fuerte escalada de la deuda china amenaza a la economía 
"Es un asunto muy grave. Las burbujas creadas por el exceso de deuda están empeorando y si estallan toda la economía se derrumbaría. Con el exceso de capacidad de varias industrias y la desaceleración, el riesgo es cada vez más alto. Nadie quiere hacerse responsable de esto", asegura Yi Xianrong, profesor de Economía de la Universidad de Qingdao.
¿Cómo han acumulado tanta deuda las empresas chinas? El detonante fue el programa de estímulo masivo valorado en 4 billones de yuanes (entonces unos 464.000 millones de euros) que Pekín aprobó en 2009 para tratar de sortear el envite de la crisis financiera internacional. Las empresas y las administraciones locales son las que respondieron más rápido a la llamada de Pekín a gastar, lo que dio un importante empuje a la economía pero dejó una gran cantidad de deuda -mucha de mala calidad- como herencia. Tanto dinero en tan poco tiempo (se calcula que se inyectó el equivalente del 12,6% del PIB) hizo que el capital se destinara también a proyectos con poca o nula rentabilidad, por lo que los préstamos concedidos entonces tuvieron que pagarse contrayendo nuevas deudas.
Un estudio de la consultora Natixis sostiene que un 16% de las mayores empresas chinas que cotizan en Bolsa ya no son capaces de pagar los intereses generados por la deuda con sus beneficios. La situación es especialmente crítica en el sector inmobiliario. El FMI ha advertido que el nivel de deuda en China es "excesivo" y su aumento "insostenible". Hasta el oficialista Diario del Pueblo ha alertado, en un inusual texto en portada, de un crecimiento sostenido por la deuda y de un riesgo "mortífero" para la economía. Irónicamente, los bancos chinos sitúan su índice de morosidad solamente en el 1,75%.
A pesar de las advertencias, la máquina de prestar dinero sigue en pleno funcionamiento. En medio de la desaceleración económica, China ha fiado al crédito barato la consecución de su meta de crecimiento, del 6,5% anual hasta 2020. El volumen de nuevos préstamos concedidos entre enero y marzo llegó a los 4,61 billones de yuanes (unos 630.000 millones de euros), cifra comparable a lo que se prestó a principios de 2009, en pleno programa de estímulo masivo. La obsesión que están mostrando los líderes chinos de conseguir los objetivos de crecimiento marcados hace difícil entrever un cambio de tendencia a corto plazo. "El Gobierno vacila, no está intentando reducir este riesgo, sino que trata de encubrir estas burbujas porque tiene miedo a las reformas, que son muy dolorosas", subraya Yi.
La fuerte escalada de la deuda china amenaza a la economía
 
A pesar de que los riesgos se acumulan, los analistas descartan que el país sucumba a una crisis financiera al menos de forma inmediata. "Gran parte de la deuda es doméstica y, por lo tanto, el Gobierno tiene la capacidad de controlar los daños. Muchas empresas con altos niveles de endeudamiento son estatales, por lo que fácilmente pueden refinanciar deuda o incluso forzar su canje por acciones, cosa que por desgracia ya ha sido puesto en práctica en algunos casos", asegura Erica Li, profesora de Finanzas de la escuela de negocios Cheung Kong. En la misma línea, Iris Pang, de Natixis, sostiene que muchas de las empresas afectadas son "demasiado grandes para caer" y no duda de que Pekín intervendrá para evitar "daños masivos" en los mercados de bonos y en el sector bancario: "no creo que China sufra un proceso de desapalancamiento doloroso porque las autoridades no permitirán que esto ocurra".
De hecho, el Gobierno chino tiene algunas herramientas para hacer frente a posibles rescates, entre ellas una ingente reserva de divisas o una deuda pública relativamente baja -del 43,5% del PIB-, además de controlar el sector bancario y las principales empresas del país. Esto no significa que China, según Li, no pueda caer en una "etapa prolongada de bajo crecimiento económico", como sufrió Japón a principios de los 90 del siglo pasado y sigue arrastrando en la actualidad.
"China trata de ganar tiempo para que la economía se recupere y reducir entonces la deuda de forma natural, pero si la economía no crece lo rápido que uno quiere, la deuda aumenta más", apunta Pang. Para el profesor Yi, "si el Gobierno actúa con rapidez y precisión hay margen para el ajuste, si no China sufrirá una crisis peor de la que hemos visto en Japón o en Estados Unidos".
http://www.miningpress.com/nota/298075/china-su-megadeuda-gran-amenaza-por-que-crece-menos- 

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